Después de 50 años volvió a sus manos el libro que cambió su vida

Después de 50 años volvió a sus manos el libro que cambió su vida

Florencia visitando como colportora la casa de María. (Foto: Reproducción video ASACh)

El colportaje es un medio eficaz para alcanzar a otros con el evangelio; así lo han confirmado miles de historias de personas en diferentes partes del mundo que, gracias a un libro entregado por un colportor, conocieron de Cristo y de su indecible amor.

En el sur de Chile, exactamente en Villarrica, región de La Araucanía; durante el verano 2023, Florencia Provoste, estudiante de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Mayor en Temuco, estaba viviendo por primera vez la aventura misionera del colportaje. Ella, así como muchos jóvenes universitarios, dedicó sus vacaciones de verano a colportar, medio que no solo les provee el sustento económico mediante la venta de libros, sino que, además, es la puerta a la proclamación del evangelio, en lugares que, de alguna otra manera, tal vez no serían alcanzados.

“Un colportor sembró y una colportora cosechó”

Después de haber pasado por varias casas sin que en ninguna de ellas fuera recibida; cerca de las dos de la tarde, Florencia llegó a la casa de María Fernández, una señora de edad avanzada. Fue en ese lugar donde Florencia entendió que la obra del colportaje es una forma poderosa de evangelizar cuando uno decide ser utilizado por Dios. “Cuando la señora María me vio, me hizo pasar a su casa, no me preguntó quién era yo o a qué se debía mi visita”, comenta Florencia. 

Después de presentarse, le mostró los libros que llevaba, entre ellos, “El Conflicto de los Siglos”. En ese momento, los recuerdos de la señora María retrocedieron 50 años, cuando había recibido la visita de un colportor, a quien le compró unos tomos de medicina y el libro “El Conflicto de los Siglos”; libro que, en algún momento, después de leerlo lo prestó y no le fue devuelto.

Libro «El Conflicto de los Siglos». (Foto: Divulgación)

Ese libro fue especial para ella, lo que había alcanzado a leer avivó su deseo de conocer más de Cristo, de su maravilloso plan de salvación y del gran conflicto que se vive en este mundo. Aunque ya no lo tenía con ella, siempre mantuvo en su corazón el deseo de conocer más de Dios y aceptarlo en su vida. Tuvo que pasar medio siglo para que este libro volviera a sus manos y tuviera la certeza de que Dios estaba con ella todo este tiempo.

Al conocer esta parte de su historia, Florencia le ofreció estudiar la Biblia y María aceptó inmediatamente. “Este es el claro ejemplo del trabajo que hace un colportor, de la semilla que deja en cada visita y cómo esta puede dar frutos. En este caso, 50 años después”, comenta Florencia.

Florencia Provoste (colportora) y María Fernández. (Foto: Archivo personal)

Una decisión para la eternidad

Después de estudiar la Biblia a través de un curso bíblico, María tomó la mejor decisión de su vida: aceptar a Cristo como su Salvador, mediante el bautismo. “Nunca dimensioné todo el trabajo que puede llegar a hacer el colportor, todo el trabajo que hay detrás de una campaña de colportaje; cómo uno puede hacer cosas maravillosas en la vida de las personas, siendo instrumentos de Cristo. Es maravilloso”, enfatiza Florencia al recordar la decisión de María, y remarca que, “esa decisión, sin duda, cambió su vida; pero también cambió la mía. Desde ese momento sentí que Dios tenía un propósito para mi vida y yo una misión que cumplir”.

“Nos acercamos rápidamente al fin. La impresión y circulación de libros y periódicos que contengan la verdad para este tiempo ha de ser nuestra tarea”, el Colportor Evangélico 5.2. Las formas en que Dios obra para que el evangelio de Cristo siga extendiéndose son extraordinarias y algunas veces misteriosas. Este inspirador testimonio demuestra cómo cada persona puede ser un instrumento valioso en las manos de Cristo.

Fuente original: adventistas.org/es

Escrito por: Unión Chilena