Más allá de los límites: zoofilia y los desafíos actuales de la moralidad

Más allá de los límites: zoofilia y los desafíos actuales de la moralidad

zoofilia
La Biblia presenta un ideal sobre cómo el ser humano debe entender la sexualidad. (Foto: Shutterstock)

Dios creó el sexo como un regalo sagrado para la humanidad, proyectado para ser vivido dentro de límites morales (Génesis 1:28; 2:24). Sin embargo, el mundo ha sido el escenario de una incidencia creciente de inmoralidad sexual (Gálatas 5:19-21)1. Existen movimientos que están surgiendo y que, por ejemplo, desean normalizar prácticas consideradas abominables en la Palabra de Dios como la pedofilia2 y la zoofilia3. La Palabra de Dios es muy clara en cuanto a las prácticas sexuales indebidas, sus consecuencias y cómo enfrentar eso espiritualmente.

Cuando los seres humanos comienzan a apartarse del ideal de Dios, se inicia un proceso de degradación moral, denominado por Gallagher “espiral de degradación”4. Ese fenómeno ocurre cuando las personas se apartan de los principios morales de Dios y ceden a los deseos pecaminosos. Eso puede llevar a una escalada de inmoralidad que termina en prácticas abominables, como la zoofilia y la pedofilia.

Pornografía

Tomemos, por ejemplo, a una a persona que comienza a consumir contenido pornográfico. Con el tiempo, lo que antes le satisfacía ya no es suficiente. Empieza a mirar escenas cada vez más intensas. Llega a un punto en el que la experiencia virtual no le causa la misma satisfacción de antes, y lleva a la persona a la práctica sexual real. Gradualmente, se acerca a un abismo. Ese acceso fácil a contenidos inmorales hace que sea extremadamente desafiante resistir la inmoralidad sexual y buscar el principio bíblico de la santidad5.

Ese proceso de degradación ocurre porque “el pecado sexual es insaciable. No existen límites para los que están controlados por esa degradación sexual. Lo que ayer era abominable comienza a ser deseado. Entonces, cuando la persona menos lo espera, se ve practicando justamente lo que abominaba”6. Son los individuos inmersos en ese proceso degradante, ofuscados por sus pecados, quienes argumentan que las prácticas condenadas por la Biblia no son aplicables actualmente y que reflejan solo la cultura de la época7.

Zoofilia

La Biblia la resalta como un pecado que puede llevar a otro. El apóstol Pablo escribe en Romanos 1:24-32 sobre cómo rechazar a Dios resulta en una secuencia de pecados, incluyendo la homosexualidad y la inmoralidad sexual generalizada.

Además, en las Sagradas Escrituras encontramos por lo menos cuatro pasajes diferentes que condenan la relación sexual con animales, o sea, la zoofilia: “Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión” (Levítico 18:23; ver Éxodo 22:19; Levítico 20:15-16; Deuteronomio 27:21).

Los textos dejan claro que la zoofilia, de acuerdo con la Biblia, es abominable al Señor. Desde la creación, Dios les encargó a los seres humanos el cuidado de los animales (Génesis 1:26). Es Dios quien sustenta la vida de ellos (Salmos 104:24-30). Maltratar a los animales es una violación de la orden dada en la creación.

Pedofilia

Con relación a los niños, al recibir a uno en sus brazos, Jesús exclamó un “ay” símbolo de juicio en la Biblia8, para los que los perjudican y roban su inocencia (Mateo 18:2-7). Él también declara: “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:10).

Por lo tanto, las prácticas como la pedofilia y la zoofilia son ejemplos extremos de como la degradación espiritual y moral puede llevar a comportamientos abominables. La Biblia también condena otras prácticas, como el incesto, la poligamia, el adulterio y la homosexualidad (Levítico 18).

Visión bíblica de la sexualidad

El sexo fue creado por Dios para disfrutarlo dentro del matrimonio heterosexual, una institución divina, descrita como la unión entre un hombre y una mujer, y que desde ese momento son una sola carne (Génesis 2:24). “Se exhorta a los cristianos a considerar las relaciones sexuales a la luz de la creación: exclusivamente en el contexto del matrimonio heterosexual”9. Todas las formas de relaciones sexuales que se desvían de ese ideal son pecaminosas, contrarias a la voluntad de Dios.

La sexualidad creada por Dios es un don maravilloso destinado a vivirlo dentro de los límites establecidos por él. La espiral de la degradación ilustra el trágico desenlace de elegir el pecado. Sin embargo, la misericordia divina ofrece la oportunidad de arrepentimiento y transformación. El llamado a la humanidad es que busque la santidad y la pureza, respetando los principios bíblicos y conservando la dignidad de todos. En un mundo en constante transformación, las Escrituras continúan ofreciendo indicaciones sólidas para una vida de integridad y rectitud.

Escrito por: Lucas Hígor 

Fuente original: adventistas.org/es