¿El ambiente influencia mis hábitos?

¿El ambiente influencia mis hábitos?

Necesitamos desarrollar hábitos saludables desde la infancia para poder hacer buenas elecciones de manera consciente a lo largo de la vida (Foto: Shutterstock)

A modo de continuación de nuestro camino rumbo a una alimentación más saludable, hoy conversaremos acerca de un factor que puede influenciar nuestras elecciones alimentarias. Veremos que cada situación puede estar conduciéndonos por un camino bueno o guiándonos a lugares sombríos.

Para comenzar, debo resaltar que los profesionales del área de la salud entienden que el ser humano no nace “adicto” al azúcar, sal, grasa, alimentos chatarra o gaseosas; aprendemos a gustar de ellos después de probarlos. Así, el consumo diario se vuelve un hábito y hasta un vicio, que no es otra cosa más que una situación extrema en la que la persona siente una “necesidad incontrolable” de consumir determinados alimentos.

Otra cosa importante que necesitamos entender antes de continuar es que la alimentación es mucho más que comida. Alimentarse también se refiere a tradiciones, identidad, historia, contexto socioeconómico y cultural, región geográfica, ambiente y personas con quienes convivimos. A fin de cuentas, todo eso tiene una influencia directa en cómo nos alimentamos. Después de decir esto, vamos al punto.

Influencias que vienen de afuera

¿Quién nunca escuchó la frase “año nuevo, dieta nueva”? Esa es una de las promesas más comunes al comienzo del año, y expresa la intención de alcanzar más calidad de vida. Ahora, imaginemos la siguiente situación: usted está en la segunda semana de dieta, comenzó correctamente, comenzó a hacer ejercicios, pero su amigo “Juancito” decidió festejar su cumpleaños en su pizzería favorita. Usted se preocupa, pero termina convenciéndose: “Merezco una pausa. Estoy firme con la dieta hace dos semanas. Este será un premio”.

Entonces sucede lo peor: se entusiasma y termina comiendo diez porciones de pizza, y además, toma gaseosas para acompañar. Puede parecer inofensivo para muchos, después de todo, solo fue un día fuera de la dieta, pero la otra semana aparece una despedida, después una confraternización, un almuerzo especial, después viene un día difícil y usted decide comer algo especial para alegrarse, y así sucesivamente. Y son justamente esas pequeñas concesiones de nuestra vida diaria que influencian nuestros resultados.

La relación con nuestros cónyuges o enamorados también influencia directamente nuestra alimentación. Lo peor es que, si uno de la pareja no lleva una vida muy saludable, la tendencia es que los malos hábitos ejerzan una influencia negativa sobre los buenos, y la pareja termina adoptando una rutina que perjudica la salud.

Otra situación que necesita consideración es el cuidado de los padres en la formación de los hábitos alimentarios de sus hijos. Hace algunas semanas, presencié una escena en un patio de comidas. Un niño, con no más de un año y medio, estaba comiendo junto con sus padres una hamburguesa, papas fritas y tomando gaseosa. Uno de sus progenitores estaba muy feliz, porque al hijo le había gustado la comida. Sucede que los niños son completamente dependientes de sus tutores; son vulnerables y abiertos a las enseñanzas que reciben.

Un niño tan pequeño como ese en el patio de comidas, ya expuesto a esos alimentos super gustativos, tendrá mucha dificultad en aceptar alimentos saludables y naturales, eso sin hablar del riesgo y perjuicios a la salud por tener contacto a una edad tan precoz con alimentos grasos y llenos de azúcar y sal. Debemos recordar que nuestro Señor y Salvador nos dio la responsabilidad de guiar a los pequeñitos en el camino en que deben andar; necesitamos caminar con ellos en la dirección correcta.

Para finalizar, es importante reflexionar sobre el tipo de lugares a los que asistimos con nuestros amigos. ¿Son lugares cuya comida traerá perjuicios a nuestra calidad de vida? ¿Usted sale de allí sintiéndose pesado, con la sensación de un estómago cargado y con dificultad para ir al baño? ¿Se siente más lento, sin ánimo y somnoliento? Si es así, puede significar que ese tipo de comida no es el mejor para su salud.

Entonces, ¿qué hacer? ¿Cómo hacer que nuestros encuentros con amigos y familiares sean agradables y saludables? Salir a comer no es el problema; lo que importa son las elecciones, lo que usted comerá en esos lugares, y aquí van algunos consejos:

  1. Si tiene un compromiso especial y ya sabe el lugar donde comerán, busque en Internet el menú del restaurante. Elija opciones que encajan mejor en su plan alimentario. Eso evitará posibles tentaciones al momento de hacer el pedido.
  2. Si usted tiene un grupo de amigos o familiares a quienes les gusta ir a lugares sin buenas opciones, trate de sugerir lugares con un perfil más saludable. Además de mantenerse en su dieta, puede influenciar positivamente a quiénes ama.
  3. Si usted ya sabe que va a un lugar donde no ofrecen opciones saludables, prográmese. Coma antes de salir de casa y en el lugar coma sólo un aperitivo o un jugo. Así, usted no se perderá el evento y logrará seguir su dieta.
  4. Cuando vaya a una reunión de familia o confraternización donde cada uno contribuye con un alimento, lleve un plato saludable bien sabroso. Lo que no falta en Internet son videos y recetas saludables.
  5. Enseñe a los niños a tener una alimentación saludable. Así, en momentos eventuales, como fiestas y celebraciones, ellos tendrán conciencia de lo que hace bien. Aunque experimenten algo diferente, no será tan atractivo a su paladar.

Dios nos encomendó ser sal y luz en este mundo. Debemos ser influenciadores de buenos hábitos. Si las personas a nuestro alrededor todavía no tienen una rutina saludable, seamos nosotros los que llevarán buenas nuevas a sus vidas. Y otro punto importantísimo: las personas serán influenciadas por nosotros solo si nuestro estilo de vida fuera real, y no una fachada o una carga.

Si nos sentimos desanimados, nos quejamos por tener que comer esa comida saludable o hacer ejercicios, no convenceremos a nadie; ese comportamiento será un incentivo para que ellos busquen justamente lo contrario a lo que estamos intentando enseñar. Para finalizar, busque motivos y motivadores para su caminata, trace objetivos pequeños y grandes, festeje sus avances, llame a sus amados para que se embarquen en esta aventura saludable junto con usted. Tengo la seguridad de que los pequeños ajustes lo conducirán a grandes resultados.

Escrito por:  Thaís Trivelato

Fuente original: quierovidaysalud.com